Amantia, vino de hielo

Amantia, vino de hielo
Primer vino de hielo de Castilla a partir de Tempranillo

lunes, 20 de abril de 2009

El primer vino de hielo con acento aragonés

Bodegas San Alejandro, de Miedes (Denominación de Origen Calatayud), acaba de poner en el mercado un vino de hielo, blanco, elaborado con uvas de macabeo. Es el primer caldo de este tipo que se hace en Aragón.

Los primeros vinos de hielo de los que se tiene noticia surgieron en el siglo XVIII en Baviera. Una inoportuna helada dejó las uvas casi totalmente congeladas pero los viticultores no se resignaron a perder la cosecha y optaron por hacer vino. El resultado fue mejor de lo que esperaban: un vino muy aromático, sabroso en boca y rico en acidez a la vez que dulce. Así nacieron los ‘Eiswein’, denominación reservada para los vinos de hielo producidos en Alemania y Austria.
La producción del vino de hielo es bastante complicada. Las vides deben estar sanas para que la uva se mantenga durante semanas, a la espera de la primera helada fuerte de la temporada. La temperatura debe llegar por lo menos a 8 grados bajo cero, aunque se dice que el vino será mejor si el termómetro baja cuatro o seis grados más. En España se producen contados vinos de este tipo, alguno en Cataluña, otros en Rioja y Ribera del Duero. Ahora, Bodegas San Alejandro, de Miedes (D. O. Calatayud), acaba de poner en el mercado el primer vino de hielo aragonés. Está elaborado con uva macabeo que fue vendimiada en la segunda quincena de noviembre del año pasado. La primera añada del Blanco de Hielo Baltasar Gracián está compuesta por 3.500 botellas. El enólogo de la bodega, Rubén Magallanes, está muy satisfecho del resultado de esta experiencia. “Hemos conseguido un vino con un gran potencial aromático y con un color muy intenso, algo que ha sido posible gracias a la tardía fecha en que fue vendimiada la uva. El vino es muy equilibrado, pues a pesar del grado de azúcar -propiciado por la congelación del agua de la uva-, el punto de acidez hace que el dulzor no se note demasiado”, comenta el responsable de este vino. El proceso de elaboración es completamente natural (hay vinos de hielo que no lo son porque se hacen con métodos artificiales o crioconcentración).
El continente es, además, muy atractivo. La botella es de cristal azul y la cápsula y la etiqueta son plateadas. Otro punto a favor del producto es el precio, que en las tiendas no superará los 8 euros.
Este nuevo vino puede dar mucho que hablar, ya que estos caldos son muy demandados por quienes disfrutan de las excelencias gastronómicas. El Baltasar Gracián está especialmente indicado para tomar al principio de la comida, con entrantes como mariscos, patés, quesos no muy grasos y con ensaladas que lleven foie. También puede acompañar postres dulces típicos aragoneses, como empanadicos o crespillos.
El vino conseguido por Bodegas San Alejandro es elegante y sugerente. Sus intensos aromas tienen toques de pomelo y de frutas de la pasión que recuerdan a los fascinantes vinos elaborados con la sauvignon blanc. En boca es fresco y con un posgusto largo y persistente.

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