Amantia, vino de hielo
miércoles, 23 de enero de 2013
El vino del hielo y de la noche
En la pequeña ciudad canadiense de Beamsville, a unos 40 kilómetros al oeste de las cataratas del Niágara, un grupito de siluetas agachadas se mueve en una viña iluminada por la luna en una gélida noche de enero. Están recogiendo su cosecha de uvas, totalmente heladas, de gewürztraminer. Con un cielo estrellado, y cristales de hielo brillando en el aire, la temperatura ha caído a -10º C: son las condiciones ideales para la recogida de fruta con la que se elaborará el 'icewine', el vino de hielo de esta añada –que es aún la de 2012-, que es una especialidad canadiense.
lunes, 21 de enero de 2013
Inniskillin, la joya de los Icewines
Muchos son los países con cultura vinícola que han ensayado desde siglos la vitivinicultura de los vinos de hielo, algunos como Francia, España y Canadá, han logrado establecer patrones con variedades de uvas internacionales y autóctonas. Los resultados han sido incomparables: Verdaderas joyas de la vitivinicultura, verdaderos lujos en boca. Perfiles organolépticos inigualables nos regalan los Icewines canadienses, hechos a la medida.
jueves, 3 de enero de 2013
El vino de hielo eslovaco, una bebida hecha postre
Producir el vino helado supone para los viticultores eslovacos llevar una batalla de nervios firmes tanto más porque las oscilaciones de temperaturas invernales durante las últimas décadas impiden pronosticar cómo será el tiempo invernal y cuándo el termómetro marcará los -6ºC.
Es siempre un drama de tres actos: primero, al recoger la uva en la temporada otoñal, el viticultor debe dejar en cepas los racimos maduros más hermosos e intactos destinados a la congelación; segundo, estas cepas privadas de hojas se cubren de malla para protegerlas de pájaros y ladrones, lo que no descarta un control permanente; y, por último, un fenómeno del que depende todo el éxito de la producción de vino helado: el tiempo.
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